Y AHORA UNAS CUANTAS HISTORIAS...
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podías oír un sonido fundiéndose con el silencio.
O al revés.
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no hay nada a prueba de tontos para un tonto con el talento suficiente...
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Pero la vida es como una capa geológica. Todo se acumula, todo influye, y el aguacero de hoy puede suponer el terremoto de mañana
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¿Realidad o ficción?¿Dónde termina una y comienza la otra?
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algo del fuego...
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¡quiero llegar a mi casa!
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el fin tampoco existe
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la integración de la lavadora para toda la vida
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Érase una vez un paraíso. Un lugar especial en donde cualquiera podía descansar. En los días claros, podías oír un sonido fundiéndose con el silencio. O al revés.
Sin embargo, como no existe la perfección porque siempre alguien se encarga de estropearla, y no hay nada a prueba de tontos para un tonto con el talento suficiente...Llegó un día un troll sin principios que jugó con las reglas del tiempo y cambió un par de reglas del espacio. Creó el eco en los espacios abiertos, cambió la duración de los segundos, y se marchó de nuevo al oscuro lugar del que provenía.
Pero la vida es como una capa geológica. Todo se acumula, todo influye, y el aguacero de hoy puede suponer el terremoto de mañana. De esta forma, desapareció el silencio, porque todo hacía eco. Y los días dejaron de ser claros en general, porque como la luz se desplaza a 300.000 km/s y ahora los segundos eran indeterminados, había días en que se veía una luz antes de que se encendiera, y otras en las que ni siquiera amanecía.
¿Realidad o ficción? Eso no importa. ¿Dónde termina una y comienza la otra? En nuestro país de nunca jamás.
La gente del lugar comenzó a asustarse por algo del fuego... gritaban ¡quiero llegar a mi casa! porque no tenían luz para saber que nunca habían salido de allí. Además, sólo tenían el calor del fuego. Ya no podían ver la danza de las llamas, y no tenían en que entretener sus aburridas noches.
Pero como, igual que con la perfección, el fin tampoco existe,.... los habitantes de ese infortunado país, pidieronla integración de la lavadora para toda la vida, hicieron la colada con sus memorias y centrifugaron su nostalgia. Y como ya no recordaban la perfección, se conformaron con un universo anárquico.
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Abriendo las puertas el coraje aparece
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¿Qué buscas?El tiempo aplacó su propósito atolondrado, pero agravó su sentimiento de frustración
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No sé.. no... jo!
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¿Dónde?
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- No voy a hablar te toca decir a tí.
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Al mirar atrás
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Todo tiene un comienzo. Abriendo las puertas el coraje aparece. Siempre hay una pregunta sin respuesta: ¿Qué buscas?El tiempo aplacó su propósito atolondrado, pero agravó su sentimiento de frustración. Esa letanía indefensa. Gotas de tristeza. No sé.. no... jo! Palabras rotas ¿Dónde? Su espíritu guardián se da por vencido. Se condena al ostracismo. - No voy a hablar te toca decir a tí.
Al mirar atrás mucho camino recorrido, unas pocas curvas... una sonrisa.
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¡Maldita Eva! ¿Por qué ella y no yo?
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¿Han apagado el fuego los bomberos?
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Son las creencias de la humanidad las que configuran el mundo y la realidad
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Una mirada confusa que se pierde en el horizonte.
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Después de todo, es bueno estar preparado para lo peor y es sabio aprender a andar antes de perder el aliento
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La tranquilidad de un odio de larga data la mantenía serena
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- ¡Maldita Eva! ¿Por qué ella y no yo? - Estaba tan afectada que no conseguía conciliar el sueño. Todo había ocurrido tan deprisa... la envidia no la dejaba vivir... Últimamente las cosas no habían salido como ella esperaba y para colmo, cuando todo parecía cambiar apareció Eva, la mujer, la belleza llevada a su máximo grado, la luz, la dulzura, la alegría en este paraíso que estaba empezando a ahogarla... A asfixiarla... a quemarla por dentro... Mientras pensaba esto comenzó a percibir un extraño olor a quemado que provenía del patio... Salió a la ventana y miró sorprendida hacia el colgador donde toda su ropa comenzaba a arder...
¡Joder! algún cabrón había tirado un cigarro encendido por la ventana y había achicharrado toda su ropa...
- ¡Lo que faltaba! ¡Cagüen Dios! - Forcejeó con las prendas, rogó porque lloviese allí mismo pero el sol abrasaba tanto como su mala Ostia... Lo dejó por imposible... y fue corriendo escaleras abajo.. para llamar a los bomberos desde una cabina. Al llegar al teléfono se dio cuenta de que no llevaba ni un duro.
- Mierda, ¿qué hago?¡ Joder, Joder, Joder! - Empezó a ir de un lado a otro sin saber adonde, como nos ocurre tantas veces en la vida... Impulsivamente corrió de nuevo a casa... a buscar monedas... Al llegar miró sorprendida por la ventana que había dejado abierta...
El colgador ya no ardía aunque las ropas estaban quemadas... Miró hacia el cielo pero no parecía que la lluvia hubiese podido hacer nada...
- ¿Han apagado el fuego los bomberos? - Pensó... No, pero... si no me ha dado tiempo... si no les he llamado... Joder, no entiendo nada... ¡Puta Eva!
Son las creencias de la humanidad las que configuran el mundo y la realidad - Pensó mientras cerraba la dichosas ventana... Era una frase que había leído no hacía mucho tiempo en un libro de tantos...
- Tal vez mis propias creencias han configurado esta extraña realidad, no sé! Me voy a la cama, menudo día que llevo... - ¡Maldita Eva! ¿Por qué yo y no ella? Como de costumbre tomó un vaso de leche caliente antes de abandonarse a Morfeo. Puso la tele un momento mientras revolvía las dos cucharadas y media de azúcar depositadas en la taza junto con el líquido blanco. De pronto, una mirada confusa que se pierde en el horizonte. La tranquilidad de un odio de larga data la mantenía serena, después de todo...
- ¡Maldita Eva! - Se repetía una y otra vez.
Un hombre hablaba en la televisión, pero ella no podía oírle. Tenía el volumen jodido... y no se había molestado en arreglarlo. ¡Para lo que usaba aquel aparato!... Los ojos de aquel ser la invadieron, no se sabe muy bien por qué, de una gran tranquilidad... Pensó que tal vez debido a su aspecto árabe y tras los últimos acontecimientos internacionales... tal vez estuviese hablando acerca del tema, tal vez amenazara a sus enemigos diciendo algo como "El pasado pende sobre sus cabezas" o algo así... En el fondo no le faltaría razón, se dijo para sí... y sorbió de la taza que ardía...
- Lo que me faltaba, quemarme yo ahora... Joder, Eva... La madre que te parió.
Su tranquilidad se esfumó nada más pensar en Eva. Pero como siempre, dejó que la noche diera paso a un nuevo día. Después de todo, es bueno estar preparado para lo peor y es sabio aprender a andar antes de perder el aliento
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allá... donde el horizonte ya no se percibe y el final no existe.
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Estrellas conocidas formaban dibujos conocidos en el firmamento. Mensajes en una lengua que no sabía leer
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¡Sólo quiero llegar a mi casa!
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La vida es como una capa geológica. Todo se acumula, todo influye y el aguacero de hoy puede suponer el terremoto de mañana.
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Es posible que en realidad esta historia sea completamente distinta. Muy otra...
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Llegó desde más allá... donde el horizonte ya no se percibe y el final no existe.
En su viaje por la locura estrellas conocidas formaban dibujos conocidos en el firmamento. Mensajes en una lengua que no sabía leer. Sólo quería algo de fuego, una sonrisa, un poco de paz. ¡Sólo quiero llegar a mi casa! Así son las cosas. La vida es como una capa geológica. Todo se acumula, todo influye y el aguacero de hoy puede suponer el terremoto de mañana.
Es posible que en realidad esta historia sea completamente distinta. Muy otra... Pero eso no tiene mucha importancia, ¿verdad?
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¡¿Donde?!
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No sé... No... Jo!
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La gente piensa que la niebla viene de fuera. Que nace en el mar, o en los ríos, o que desciende del cielo en un cobertor
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Furioso, el mar en calma clama hacia las costas,
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¿Realidad o ficción? ¿Dónde termina una y comienza otra?
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No hay nada a prueba de tontos para un tonto con el talento suficiente
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¡¿Donde?! En otro universo. No sé... No... Jo! Igual era en este.
La gente piensa que la niebla viene de fuera. Que nace en el mar, o en los ríos, o que desciende del cielo en un cobertor. Pero no es verdad, porque yo he estado en donde nace, y no era en ninguno de esos sitios.
Furioso, el mar en calma clama hacia las costas, porque la niebla no es su hija. Y esa paternidad no deseada le hace sentirse más viejo de lo que ya es.
¿Realidad o ficción? ¿Dónde termina una y comienza otra? La asimetría de ese mundo me hizo pensar que había errado el camino, que había viajado al interior de mi cabeza donde la locura es funcionaria de prisiones, y la cordura es una presa común.
La niebla cubría ese lugar, que podría haber sido mi cerebro, porque había fumado muchos porros; pero entonces me di cuenta de que no era así. Estaba en un lugar al que aún no había llegado ninguna civilización para estropearlo porque .. No hay nada a prueba de tontos para un tonto con el talento suficiente.
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SIGUIENTE DÍA: LA COSA SE COMPLICA |
Para complicar todavía más la historia, encima de coger tarjetas para ir continuando la historia, empezamos a rotarlas. Los resultados fueron dispares, pero curiosos, desde luego.
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Un día, cuando volví, no te olvides
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Una forma más
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¡Qué lástima!
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¡Que vuelco en el corazón!
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Díselo tú misma – propuso
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HISTORIA 1
Un día, cuando volví, no te olvides, mi padre me estaba esperando sentado en la sala con cara de pocos amigos.
Sólo dijo “Ya son horas de llegar”, pero su mirada decía “He criado una hija para que me saliera un putón verbenero, que llega a las horas que llega y a saber qué ha estado haciendo y con quien”:
- Si tu madre pudiera verte...
Una forma más de hacerla sentirse culpable. ¡Qué lástima! No había funcionado.
- Padre, que madre nació ciega.
El padre dejó de representar su papel de periódico. ¡Que vuelco en el corazón! Se levanta del sofá y apaga la televisión. Su traje de payaso tiene mil tonos de colores chillones y su sonrisa pintada es más bien triste, como si el cómico que llevaba dentro estuviera marchitándose y necesitase un buen riego o una sonrisa.
- ¡Padre! – replicó ella antes de que éste desapareciera de escena - ¿Cree que madre, alguna vez, se sentiría tan triste como usted?
Él no contestó, entendió sin más que suhija necesitaba hablar... y aunque a veces el hombre resulte brusco y anticuado, no dejaba de tener en su interior esa carencia de afectividad y diálogo con la sangre nueva... Se sentó de nuevo en su sofá y con gesto dulce palmeó dos veces en la silla de al lado. Ella se acercó y aceptó la invitación. Miró a su padre a los ojos y ya no tuvo que pedir perdón por lo que había dicho.
- No sé por qué piensas que soy triste.
- No digo que sea triste, he dicho que se siente triste.
- Es lo mismo... ¿O no?
- ¿Cree que yo tengo algo que ver?
- Hija, tú no tienes culpa ninguna, pero tal vez tu madre sienta que te ha perdido
- ¿Cree que si la dijera para venirse conmigo de vacaciones aceptaría? Así, al tenerme cerca puede que se le pase esa angustia y así tal vez podríamos hablar...
- No sé, díselo tú misma – propuso.
Parecía sensato pensar que si yo misma se lo decía aceptaría, pero no fue así. Ella y yo habíamos alcanzado una distancia ya insalvable. Las cosas, a veces, ocurren así.
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HISTORIA 2
Un día, cuando volví, no te olvides que fue entre muy pocas otras cosas, por ti, encontré en la calle, muy cerca de tu casa al viejo loco Braulio. ¿Te acuerdas de él? Una forma más de locura la suya... Siempre me hizo pensar si no seríamos todos los demás los dementes que deambulamos con nuestra nueva y adquirida cordura por este mundo que no deja de estar loco, lo mires por donde lo mires...
Llegué hasta tu puerta y subiendo las escaleras no dejaba de pensar en el pobre Braulio con su raído abrigo de pana y sus zapatos rojos, siempre relucientes. A pesar de todo el hombre tiene cierta lucidez... Recuerdo que no hace mucho soltó una de esas frases a viva voz acerca del amor, no la recuerdo bien... pero en aquel entonces el amigo Braulio me hizo reflexionar. Una vieja que se paseaba por la calle al girar la esquina susurró ¡Qué lástima!... ¿Lástima por qué? Me pregunté entonces. Pero en realidad ya sabía la respuesta. Al viejo Braulio cada vez le quedan menos días de vida. Cada vez está más viejo y demacrado. Me contó que aquella vieja había sido amiga suya en la infancia. Eran unos novios de cinco años. ¡Qué vuelco me dio el corazón! Porque ninguno de los dos se había comprometido, y habían crecido, madurado, envejecido,pidiéndose las cosas por favor, agradeciéndose hasta los buenos días, y apenas rozándose educadamente, soñándose por no tenerse...
La historia despertó mi curiosidad, e indagué por el barrio. Ambos ancianos eran bastante reservados, y sus amistades habían ido falleciendo, así que me costó dar con un protagonista directo de la historia. La boticaria, que por aquellas épocas era muy amiga de la anciana del amor platónico, conocía lo que pasaba, y no se guardó su consejo. “Díselo tú misma” propuso. Pero lo cierto es que nunca me atreví a hacerlo. Es una lástima, pero parece sensato pensar que sus vidas hubieran sido más felices si en algún momento sus caminos paralelos se hubieran encontrado y ellos, caminantes solitarios, hubieran decidido compartir la senda y ceñir el paso a los del otro. Parece sensato, sí. Pero no hay certeza de ello.
Nunca la hay.
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HISTORIA 3
Un día, cuando volví, no te olvides que no siempre he estado aquí, descubrí una nueva forma de resucitar. Estaba en Pasajes, y había caminado dirección al mar hasta que llegué a un rompiente. Allí trepé hasta el lugar más elevado que pude y ví una forma más absurda que real, un mar de arena que se prolongaba hasta más allá de donde alcanzaba la vista, y que tan sólo podía ser concebido por la imaginación más audaz, y eso en las ocasiones en que la muerte, ese gran prismático interior, no tropieza con nieblas y velos en su camino hacia ninguna parte. ¡Qué lástima! Pensé. Me hubiera gustado volar otra vez, hasta la otra punta, danzar por el aire cual gaviota y lanzarme en picado hasta estrellarme contra el mar para poder después remontar el vuelo... Así, sin mar, mi idea ya no era la misma, mi anhelo hasta antes de llegar al rompiente ya no tenía ahora la misma fuerza... pero no obstante me decidí a saltar al vacío. Mientras me encontré suspendido en el aire sentí algo dentro de mí, una sensación eterna, salvaje, casi diría que lasciva... ¡Qué vuelco al corazón! ¡Qué vuelco, amor mío! ¡Y todo porque no siempre estuve aquí!
No sé decir si el chocar contra las rocas del acantilado fue doloroso o no. Fue como hacer puenting, porque al caer reboté hacia el cielo. Ví mi cuerpo entre las rocas mientras mi alma volaba sobre el mar.
Tras horas danzando sobre las aguas decidí regresar a casa, quizá para verte por última vez. Estabas sentado en el sofá, mirando la tele. Esperándome. Entonces mi mente, o lo que quedaba de ella, “Díselo tú misma”, propuso.
Parece sensato pensar que lo que tenía que decirle era: “Estoy muerta, vengo a decirte adiós”. Pero no, tras mi vuelo por el acantilado, mi encontronazo con las rocas y mi baño marino, mi cuerpo agotado necesitaba descansar, pero seguía vivo. Entonces te besé, y te di las buenas noches, y me fui a dormir. La sensación de poder me invadió según me acosté. ¡¡Qué hermosa forma de resucitar!!
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HISTORIA 4
Un día, cuando volví, no te olvides... Todo estaba desierto, alrededor no había nada, la luz era escasa y los muebles brillaban por su ausencia... Aquella tarde, al abrir la puerta y encontrarte allí, de pronto sentí lo que hacía tiempo que no sentía... entonces pude darme cuenta de las cosas que no vemos al pasar, al andar rápido, al correr por esta ciudad, siempre aprisa.
Una forma más de desperdiciar el mundo que nos rodea. ¿Alguien se para, en medio del atasco de la mañana, a observar el amanecer? No, sólo pensamos en que vamos a llegar tarde al trabajo. ¡Qué lástima!
En un libro sobre antiguas civilizaciones había leído algo curioso de los indios americanos. El consumo de peyote, según el autor, tenía un efecto de fusión con la naturaleza que había condicionado sus normas de vida. Su ingestión causaba que el individuo en cuestión iniciara un viaje espiritual en el que se fundía con las rocas, veía el crecimiento de un cactus, o hablaba con las hormigas. Y es que nos hemos olvidado de que somos parte de la naturaleza. ¡Qué vuelco al corazón!
Porque a falta de naturaleza, de materia viva alrededor, yo no tenía una opción diferente que mimetizarme con un semáforo y sentir cada uno de sus cables como si fueran venas y los impulsos eléctricos que hacían que funcionara como si se tratara de pensamientos, decisiones vivas que podían cambiar el presente y quizás con un poco de suerte, el futuro.
Así fue como volví loco el semáforo, las luces se mezclaban parpadeaban y se apagaban sin que siguieran un ritmo lógico. El caos circulatorio fue colosal. Como una huelga general. O una interrupción en el tiempo.
- Ya es hora de que dejes de hacer el diota – dijo mi yo serio.
- Díselo tú misma – Respondió ese otro yo pasota y tranquilo.
- Os estoy escuchando – dijo mi yo de ahora.
- ¡Cállate!- dijo mi yo irascible.
De pronto una voz dijo: “Parece sensato pensar que entre tanta algarabía todavía no os hayáis dado cuenta del sentido de las cosas”. “Lo importante es que hemos vuelto, y el resto no importa una mierda”, dijo mi yo de antes, el que volvía para estar contigo.
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ULTIMO DIA: SÓLO SOBREVIVIÓ UNA HISTORIA |
Al barón Haussman, prefecto de París, se le escurría el control del futuro.
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Un aliento de honorabilidad te cubre, un fajín condecorativo, un estandarte que muchos te vemos llevar.
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Al merodear en torno al Louvre, la escuela y los cafés lujosos más de moda
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No tardó en agotarse todo alimento
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La vieja ciudad se pavonea en un atardecer teñido de rojo. Esa urbe gazmoña y esclerótica que nos ha azuzado en madurar mucho más rápido de lo que hubiera sido conveniente. París, vieja ñoña. Un aliento de honorabilidad te cubre, un fajín condecorativo, un estandarte que muchos te vemos llevar. Jirones de viejas glorias olvidadas que se pegan como capas de moho a las paredes. Mentiras acumuladas como archivos de silencio.
Y mientras tanto, nosotros, el futuro, veíamos como no tardaba en agotarse todo alimento. No quedaba nada que hacer en el pasado, aunque nos dedicáramos a merodear en torno al Louvre, la escuela y los cafés lujosos más de moda. Mirando la decadencia de ese mundo que se apagaba como una vela consumida.
Así son las mañanas nuevas. Sol y alegría. Sombras y ponzoña que se escurren hasta desaparecer. Al Barón Haussman, prefecto de París, se le escurría el control del futuro. Y no terminaba de entender.
Que no tenía futuro.
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